Olofin invitó a todos los reyes a una recepción en su palacio y todos fueron lujosamente vestidos, comieron, bebieron y se divirtieron mucho, excepto Baba Eyiogbe que por estar muy mal económicamente no fue a la fiesta, pero entró en el palacio por la puerta del fondo, cuando la recepción se terminó.
Como se habían olvidado de guardarle su comida y tenía hambre, se sentó al lado del latón de la basura a comerse las cabezas de pescado que había encontrado en la cocina.
Como se habían olvidado de guardarle su comida y tenía hambre, se sentó al lado del latón de la basura a comerse las cabezas de pescado que había encontrado en la cocina.
Olofin entró en la cocina y al ver a Eyiogbe le preguntó: hijo mío que haces ahí?
Él le contestó: papá, no pude venir a compartir con usted como era mi deseo porque mire como estoy de pobre que ni tengo una ropa apropiada que ponerme, pero por no desairarlo vine y entré por el fondo porque sabía que usted me vería.
Olofin viendo lo que Eyiogbe comía, le preguntó: no te guardaron tu comida?
Él le contestó: si papá, esta es la comida que me guardaron, y le enseñó las cabezas de pescado.
Olofin sentenció: Eyiogbe, puesto que comes cabezas, desde hoy cabeza serás.
Baba Eyiogbe.
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