El llamado de la sangre

Shango era rey de un pueblo, como tenía tantas riquezas y grandezas, se había olvidado de todo el mundo incluso de su madre. Yemaya queriendo encontrar a su hijo, empezó a caminar distintas tierras, al no encontrarlo se dirigió a la casa de Orunmila, quien le hizo osode, le sugirió hacer ebbo.

Ella lo hizo y salió tratando de orientarse hacia donde podría estar su hijo, hasta que llegó a un palacio que se encontraba en un pueblo muy prospero y bonito, donde vivía Shango. Ella al tratar de acercarse al palacio con el ánimo de entrar, fue interrumpida por los soldados que cuidaban las puertas; estando Yemaya cansada por los días que llevaba de viaje, se sentó frente a la puerta principal, quedándose dormida. 

Al otro día cuando se despertó, vio que allí se encontraba mucha gente reunida, que querían hablar con el soberano, pero él no recibía a nadie. Éste no caminaba, los criados o sirvientes lo llevaban a todos los lugares que quería ir, Shango al salir llevado por sus súbditos, le llamó la atención aquella mujer sentada a las puertas del palacio (el llamado de la sangre) y ordenó que lo llevaran hacia donde se encontraba aquella mujer, al acercarse y verla, la reconoció y ordenó con gran urgencia, que le hicieran una corona; coronó a su madre y la invitó a la mesa, desde entonces Shango y Yemaya comen juntos.

Baba Obara Meyi



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