Según la Filosofía Yoruba, al espíritu de los ancestros, antepasados, difuntos, familiares biológicos y religiosos, entre otros, se les conoce como Egun, a quienes se les debe rendir tributo, homenaje, ya que se tiene la idea de que pueden influir en el porvenir de las personas.
En la religión se cree que al realizar atenciones a nuestros guías espirituales, podemos contar con su apoyo en nuestra vida terrenal, y así contrarrestar las energías negativas u osogbos que puedan obstaculizar el desenvolvimiento natural de nuestro destino.
Los Egun se atienden a través de fundamentos creados por los Babalawos, como lo son el Ikoko de Egun o cazuela, Orun y también en lugares específicos como el cementerio, el caño, un agujero en la tierra, entre otras.
En casi la totalidad de las ceremonias de la religión, la primera actividad que se realiza es la atención a los Egun, dándole prioridad y conocimiento de todo lo que se va a ejecutar y la intención que se tenga, con el fin de que nos proporcionen su consentimiento y con ello buenas energías.
No sólo se les rinde tributo a los Egun para beneficio propio o de nuestras familias, también se hace con el propósito de que el espíritu de estos evolucione o se eleve, ayudándolos a encontrar la luz, por decirlo de alguna manera, ya que en ocasiones los Egun que no se hayan desarrollado pueden convertirse en obsesores interviniendo de manera negativa en los seres humanos.
Tanto los hombres como las mujeres pueden homenajear a los Egun, sin embargo hay casos específicos como las confecciones, las consagraciones, el holocausto y las consultas con el oráculo de Biague, entre otras, que son reservadas exclusivamente a los hombres, tomando en cuenta el grado que posean en la religión.
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