La trampa

Había un reino donde el pueblo elegía al rey, quien después se reunía con un grupo de hombres que formaban la corte. Estos hombres eran los que verdaderamente gobernaban, ya que ellos tan pronto el rey entraba en funciones, le enseñaban todos los aposentos y comodidades del palacio hasta que llegaban a un cuarto el cual tenía una trampa en el piso; cuando el rey entraba, como iba delante en la comitiva caía en la trampa y se clavaba unos hierros. 

Muerto el rey continuaba la camarilla gobernando en nombre de él, después de pasado cierto tiempo anunciaban su muerte para que el pueblo se reuniera y eligiera a un nuevo mandatario, al que le sucedía lo mismo. 

Un día el pueblo eligió a Orunmila, pero antes hizo osode a Ifa, le recomendó que aceptara y ocupase el puesto, pero que antes hiciera ebbo para que pudiese descubrir la trampa. Así lo hizo y cuando lo coronaron la camarilla trató de enseñarle el palacio, pero como estaba advertido se percató inmediatamente de la insistencia de estos señores, no aceptando de primera instancia recorrer el palacio. 

Esto causó un gran asombro entre la camarilla de traidores y más aun cuando Orunmila pidió los planos del palacio; entonces cuando le convenía, visitaba un aposento en compañía de ellos, pero nunca entraba primero, visitando así todos los locales quedando uno solo por recorrer. 

A los pocos días Orunmila invitó a la camarilla a que le mostraran la habitación que faltaba, pero cuando llegaron observó que ninguno entraba primero, insistió que pasaran pero ninguno aceptó, descubriéndose así la trampa y los crímenes que habían cometido. Orunmila pudo gobernar a aquel pueblo con tranquilidad y seguridad.

Baba Iroso Meyi.



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