Orunmila y Yemaya vivían en unión conyugal, ellos le cuidaban un hijo a Ogun, el muchacho estaba mal de salud, siendo este el motivo por el que lo tenían a su cuidado con gran voluntad y ternura. Este matrimonio llegó a querer tanto al niño, que lograron cuidarlo. Después de curarlo, éste siguió siendo atendido por ellos, los cuales lo cuidaban como si fuera su propio hijo.
Tanto Orunmila como Yemaya tenían muchos enemigos que querían destruirlos, estos sabiendo que Ogun era una persona violenta, cada vez que se lo encontraban le decían: yo no sé como tú permites que a tu hijo Yemaya y Orunmila lo maltraten de esa manera, Ogun siempre les respondía, ya ustedes verán cómo termina esto.
Fueron tantos los chismes que le contaron a Ogun, que un día dijo, hoy voy a casa de Orunmila y Yemaya, si es verdad lo que me han dicho, los voy a matar a los dos. Ese mismo día Orunmila al hacerse Osode vio el peligro, le dijo a Yemaya que cerrara la puerta de la calle para que todo el que viniera tuviese que tocar, además le dijo que antes de abrir debía percatarse de quien era.
Al poco rato de darle estos consejos a Yemaya, tocaron la puerta de la calle, fue a abrir, miró por una rendija y vio que era Ogun, el cual aparte de venir borracho estaba muy enfurecido. Rápidamente se lo dijo a Orunmila, este le dijo: coge al muchacho, póntelo delante y abre la puerta.
Yemaya así lo hizo y cuando abrió la puerta, Ogun ya se disponía a derribarla. Cuando vio en las condiciones en que estaba su hijo, se calmó, explicándole a Orunmila las causas de su violencia, pues le habían dicho que ellos lo estaban maltratando, pero que se había convencido de que lo que querían era que el destruyera su casa, pero lo que iba a hacer era destruir las casas de todas las personas que le habían metido chismes en su contra.
Baba Odi Meyi
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