Obatala cansado de tantas discusiones, aceptó el reto, pero sabía que perdería con Shango, por cuanto era aun más joven, más fuerte y hasta mas rápido, así que fue a casa de Orunmila, quien le hizo osode y le dijo que le obsequiara un gallo a Elegua y otro a Ogun, para que ganara el pleito.
Elegua al comerse el gallo le dijo a Obatala: mi padre vamos a hablar con Ogun para que le haga las hachas para el duelo, fueron a casa de Ogun y al llegar allí Obatala le dio el gallo y este le dijo: no se preocupe que usted no perderá esa lucha.
Elegua y Ogun prepararon las hachas, la que iban a dar Shango le pusieron el mango partido de tal forma que no se diera cuenta de la trampa. Cuando llegó el día de la pelea, Olofin presidió la disputa y dio la orden que la lucha comenzara.
Obatala tomó el hacha buena y Shango la otra sin darse cuenta de nada anormal en la misma, Shango dio dos fuertes golpes tumbando a Obatala y cuando se dispuso a dar el tercero el mango del hacha se partió, oportunidad aprovechada por Obatala para tirarlo en el piso y hacerlo rendirse.
Olofin al ver el resultado de aquella lucha le dijo a Obatala: desde este momento usted gobernará la tierra y Shango al oír la palabra de Olofin, se arrodilló ante Obatala y le dijo, la bendición mi padre, éste se la otorgó.
Pasado un tiempo Shango se entera por un hijo de Obatala de la trampa que le habían hecho, lleno de cólera se subió en una palma y desencadenó su maldición sobre la tierra.
Baba Ofun Meyi
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